“Nunca seas curioso de aquello que represente el mal”. La curiosidad por el mal puede ser fatal.
Así que regresó y se acostó a dormir.
Al amanecer, después de desayunar, el dueño de la posada le pregunto si no había escuchado un grito y él le contesto que sí lo había escuchado. El dueño le preguntó si no había sentido curiosidad y él le contesto que no. A lo que el dueño les respondió: "Usted ha tenido suerte en salir vivo de aquí, pues en las noches nos acecha una mujer con crisis de locura, que grita horriblemente y cuando el huésped sale a enterarse de lo qué está pasando, lo mata y luego desaparece".
El joven siguió su larga jornada, ansioso por llegar a su casa.
Después de muchos días y noches de caminata, cuando ya atardecía, vio entre los árboles el humo que salía de la chimenea de su pequeña casa. Se acercó y vio entre los arbustos la silueta de su esposa.
Aunque estaba anocheciendo, se dio cuenta de que ella no estaba sola. Se acerco un poco más y vio que ella tenía sobre su regazo la cabeza de un hombre al que acariciaba los cabellos.
Cuando vio aquella escena, su corazón se lleno de odio y amargura y decidió correr al encuentro de los dos y matarlos sin piedad. Respiro profundo, apresuró sus pasos, cuando de pronto recordó el tercer consejo:
“Nunca tomes decisiones en momentos de odio y dolor”. Puede que te arrepientas toda la vida.
Entonces se paro y reflexionó, decidió dormir ahí mismo aquella noche y al día siguiente tomar una decisión.
Después de haber descansado, decidió volver con su patrón, pero antes quería decirle a su esposa que él siempre le había sido fiel.
Se dirigió a la casa. Cuando su esposa abrió la puerta y lo reconoció, lo abrazó fuertemente, pero él con lágrimas en los ojos, le reprochó que no le hubiera sido fiel y que lo hubiera traicionado con otro hombre.
Ella sorprendida le respondió: "Yo jamás te traicione, te fui fiel durante todos estos veinte años".
Y entonces, le preguntó: "¿quién es ese hombre que acariciabas ayer por la tarde?".
Y ella le contestó: "Aquel hombre es nuestro hijo. Cuando te fuiste, descubrí que estaba embarazada".
Entonces el marido entró, abrazó a su hijo y les contó toda su historia, mientras la esposa preparaba la cena.
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